El Director de Análisis de Banco Sabadell expone las principales claves de los mercados
Los peores presagios en Portugal se cumplieron con la caída del actual Gobierno ante la falta de apoyo parlamentario en su cuarto plan de reforma fiscal, lo que parece abocar al país a un rescate europeo (aunque sigue en contra del mismo) con la incertidumbre añadida respecto a qué gobierno y cuándo podrá negociar las condiciones de ese rescate (no parece que antes de dos meses). En este sentido, Portugal afronta vencimientos de cerca de 4.500 M euros en abril y de cerca de 7.000 millones de euros en junio. Si logra superarlos, la negociación del rescate podrá esperar al nuevo gobierno; si no, la oposición tendrá que ponerse de acuerdo con el actual.
Con todo, la cumbre europea se ha cerrado el viernes 25 con el acuerdo conocido desde el 11 de este mes de garantizar que el fondo temporal tenga una capacidad de préstamo efectiva de 440.000 millones de euros, pero estará en vigor en junio. También las dudas sobre si Portugal aceptará el rescate (con las exigencias europeas como contrapartida) y sobre la forma en la que Irlanda hará frente a las pérdidas de su sector financiero. En cuanto a este último asunto, el Primer Ministro irlandés Enda Kenny ha preferido no pronunciarse hasta que se conozca el resultado del stress test bancario en Irlanda (no antes de junio de este año) y ha manifestado que en caso de que los bancos necesiten una inyección extra de capital realizará una quita de la deuda del Gobierno, ya que ha descartado que el nivel de retención en el impuesto de sociedades sea negociable. Dudas en nuestra opinión que no deben desviar de lo que ocurrirá a medio plazo: acuerdo seguro y necesidad de ajuste en países y España como principal protagonista.
¿Hay buenas noticias para España en todo esto? No, pero si se constata un hecho y es que desde diciembre, el mercado ha tendido a distanciar el grupo de los países en claro riesgo de reestructuración de su deuda soberana (Grecia, Irlanda y Portugal) del resto, en particular de España y el spread contra el bono alemán antes de ampliarse, se ha estrechado esta semana. La modesta reacción inicial del mercado sugiere también que el rescate portugués y los limitados avances europeos estaban en gran medida descontados y que las consecuencias para el conjunto de los activos periféricos pueden no ser sustanciales, en especial porque las dudas sobre el rescate no elevan significativamente el riesgo de impago en Portugal. Si nos limitamos a la exposición de los bancos españoles a la deuda soberana portuguesa, el impacto potencial es reducido (el porcentaje de la exposición en términos de recursos propios es muy modesto y como máximo está el 9% en el caso de Popular). Los riesgos para la cuenta de resultados parecen también limitados —Portugal es menos del 5% del BDI de Santander, la entidad con mayor presencia— y en gran medida descontados.
Los otros dos grandes focos para los mercados son: i) la crisis nuclear en Japón, que todavía no está controlada, aunque sí más estabilizada; ii) el conflicto abierto en Libia y su posible contagio a otras regiones de la zona, donde se están sucediendo los levantamientos en contra de los regímenes en el poder, incidiendo en el alza de los precios del petróleo.
Apostábamos por un peor comportamiento relativo de la bolsa española con estos acontecimientos juntos con las expectativas de alzas en los tipos de interés en Europa, que repuntaron al calor de las palabras de Trichet confirmando su determinación de contener la inflación incluso en un contexto de menor crecimiento económico. Parece acertado haber subido el riesgo en las carteras y los valores que hemos detectado con potencial en Europa son Saint Gobain, Arcelor MIttal, Siemens, Daimler y AXA. En España apostamos por Ferrovial, OHL, Repsol y Gamesa y es de destacar la mejor evolución de BBVA frente a Santander, que nos sigue gustando más a medio plazo.
Nicolás Fernández
Director de Análisis de Banco Sabadell
28-marzo-2011
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