Los pronósticos, a veces, están para cumplirse. Nadal y Nishikori han confirmado en la práctica lo que indicaba la teoría, que entre ellos y los demás jugadores del Barcelona Open Banc Sabadell había una enorme distancia, que en circunstancias normales serían ellos dos quienes se batirían en la gran final del domingo por el trono de #latierradeltenis.
Los enfrentamientos previos dan una larga distancia a favor de Nadal: nada menos que un ocho a uno a su favor. La última vez que se encontraron fue en el torneo de Indian Wells con victoria de Rafa, una de las primeras veces que el de Manacor dio señales de que esta vez su vuelta iba en serio. Sin embargo aquí las circunstancias son atípicas. Nishikori, más bien un especialista de pistas rápidas, se siente en casa en Barcelona y saca lo mejor de su juego en las pistas del Real Club de Tenis Barcelona. Su tenis rápido, limpio y agresivo es una tortura para los rivales y Rafa deberá estar a gran altura. Deberá estar atento para que no le ganen demasiada pista demasiado rápido y deberá trabar el plan de juego del 6 del mundo, que intentará acortar puntos y asfixiar a Nadal.
El tránsito de ambos por el torneo ha sido una marcha militar. Sin Gasquet y, sobre todo, sin Ferrer, el cuadro del torneo dejaba mucho camino libre a los dos favoritos. Nadal ha aprovechado la ocasión para afinarse más y más partido tras partido. Llegó a cuartos con las armas ya perfectamente listas y preparadas para enfrentarse a su némesis de los últimos tiempos, Fabio Fognini, al que venció 6-2 y 7-6 sumando a un buen tenis una recuperada fortaleza mental que sacó justo cuando entró en dificultades en un segundo que ganó gracias a que ha vuelto justo la pieza que más le faltaba: la confianza en sí mismo.
Nishikori por su parte ha transitado con la solvencia de los grandes nombres. Sin ruido pero con autoridad, se ha plantado en la final del Godó con la naturalidad de quien llega al salón de su casa. Dice que su objetivo es recuperar la quinta plaza en en el ranking mundial, o al menos eso dice públicamente, a buen seguro que la meta es mucho más alta, y para eso le es preciso ganar hoy a Nadal.
En definitiva, la final soñada del Barcelona Open Banc Sabadell decidirá algo más que una copa: será la confirmación de que Nadal está de vuelta bien a la senda de la victoria bien a la senda de las dudas. Y para Nishikori es lanzar su juego hacia metas más altas. La #tierradeltenis espera ya a su rey.
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