Cualquier imprevisto empresarial como un robo, un incendio o una inundación, es una mala noticia, pero puedes recuperarte retomando la actividad lo antes posible. Sin embargo, cuando entra en juego la obligatoriedad de indemnizar a otra persona o entidad, la situación se complica, ya que pueden verse en riesgo tu patrimonio personal o tus rentas futuras.
¿Cuándo incurrimos en responsabilidad civil?
La responsabilidad civil hace referencia a la obligación de una persona física o jurídica de reparar el daño provocado a otra persona. Este daño puede ser muy diverso. A continuación te detallamos algunos ejemplos:
- Por la propia actividad de tu negocio: por ejemplo, cuando aparecen grietas en un inmueble colindante, debido a unas obras que estás realizando.
- Por lesiones a los asalariados: cuando un empleado se accidenta con una herramienta o mientras está trabajando.
- Por los trabajos realizados: si un error en tu proyecto tiene como consecuencia una ejecución defectuosa.
- Por los productos: si tras la venta de un electrodoméstico defectuoso, éste causa daños al usuario o a sus propiedades.
- Por decisiones empresariales: consecuencias derivadas de las decisiones adoptadas por un directivo de tu empresa.
Estas situaciones son más habituales de lo que parecen y por eso, muchos de los riesgos comprendidos en la responsabilidad civil, deben asegurarse por ley. Cualquier profesional, incluso el más meticuloso, está expuesto a esta clase de fallos o accidentes, de ahí la importancia de la previsión.
Un seguro de responsabilidad civil que tenga en cuenta estas eventualidades te permitirá compensar, sin afectar tu economía y amortiguar el daño reputacional de tu empresa. Además, te ayudará a solventar el problema sin necesidad de un proceso judicial, lo que te ahorrará dinero y preocupaciones.
¿Cómo elegir un seguro de Responsabilidad Civil?
Como el resto de productos de protección, las coberturas de este seguro están muy ligadas al tipo de actividad. Aun así, es conveniente que tengas en cuenta si el seguro te protege en esta clase de incidentes:
- ¿Cuáles son los riesgos de tu actividad? Tanto si requieres de un seguro obligatorio como si no, imagina que un accidente deteriora las mercancías que transportas, y esto perjudica a un cliente. O en el caso de una enfermedad, que impida cumplir un contrato.
- ¿Conviene asegurar a tus colaboradores clave? El consejero delegado, o un directivo, a veces toman decisiones arriesgadas. Un seguro que le proteja contra las consecuencias, le permitirá trabajar con más tranquilidad en su trabajo.
- ¿Estás en un sector “delicado”? Educadores, médicos o asesores están expuestos a reclamaciones a veces sin fundamento, pero que les pueden poner en aprietos. Un seguro se encargará de esto.
- ¿Qué cantidades tengo cubiertas? Los seguros obligatorios aseguran importes relativamente bajos. Es importante cuantificar los costes probables para evitar sorpresas desagradables.
La clave es anticiparse. La función no es cubrir el expediente ante la Administración, sino proteger nuestro negocio y a nosotros mismos.
En Banco Sabadell te ayudamos a encontrar la mejor solución para la protección integral de tu empresa. Las reclamaciones por responsabilidad civil suelen ser las más gravosas por eso te recomendamos tomar conciencia de los riesgos probables ya que el seguro obligatorio casi siempre es insuficiente.
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