El doctor Jesús Manuel Blanco, premiado por Osakidetza en 2019, es médico de oncología en el Hospital Donostia y realiza labores de enlace con los diferentes hospitales comarcales de Guipúzcoa, además de desarrollar su trabajo en la planta de hospitalización así como en la de atención urgente de la toxicidad derivada de los tratamientos en el paciente oncológico. El Dr. Blanco nos habla sobre los factores de riesgo de cáncer modificables. Es decir, aquellos hábitos de vida saludables que disminuyen la posibilidad de padecerlo.
"La importancia de los hábitos de vida saludables es incuestionable hoy en día. Los beneficios de combinar alimentación sana con ejercicio físico moderado y hábitos de vida que excluyan actitudes tóxicas, son innumerables. No obstante, la población general y los pacientes oncológicos en concreto, se ven bombardeados por infinidad de información, en ocasiones contradictoria, sobre cuáles son estos hábitos de vida, cómo influyen y cuál es el límite entre lo beneficioso y lo perjudicial"
En España el 23 % de la población es obesa, es decir, uno de cada 3 o 4 habitantes. Es la segunda causa prevenible de cáncer, tras el consumo de tabaco. Podríamos afirmar, por tanto, que el 4 % de hombres y el 7 % de mujeres deben su cáncer a la obesidad y factores derivados. Por otro lado, dificulta el tratamiento oncológico, aumenta su toxicidad y empeora el pronóstico de los pacientes con cáncer.
A su vez, el tabaco participa como agente causal en el cáncer de pulmón (está comprobado que más del 90 % de los cánceres de pulmón están causados por el tabaco), pero quizá es menos conocido que se estima que el efecto carcinógeno del tabaco se asocia al 40 % de los casos de cáncer en general.
Existe el mito de que el tabaco light, el consumo esporádico (social, de fiesta o en eventos puntuales) o el tan empleado discurso de “yo enciendo muchos cigarros pero se consumen en el cenicero”, suponen un menor riesgo. Hay que desechar esta idea, ya que no existe un grado de fumar que no cause daño. Fumar tan solo un cigarrillo al día puede causar cánceres relacionados con fumar. El decálogo del Código Europeo contra el Cáncer, publicado ya en 2003, es claro y conciso en este sentido: No fume. Si fuma, déjelo lo antes posible. Si no puede dejar de fumar, nunca fume en presencia de no fumadores.
Hay una buena noticia y es que, como se desprende de un artículo americano publicado en 20131, en el que hicieron seguimiento a más de 200.000 estadounidenses fumadores o exfumadores mayores de 25 años a los que siguieron durante 10 años (entre 1997 y 2006), cualquier edad es buena para dejar de fumar: se calcula que quienes lo dejan entre los 25 y los 35 años, viven cerca de 10 años más. Aquellos que lo dejan entre los 35 y los 45 años viven unos 9 años más. Los individuos que lo dejan entre los 45 y los 55 años, unos 6 años más y aquellos que lo dejan pasados los 55 años viven cerca de 4 años más. ¿Necesitas alguna excusa más?
Otro mito bastante extendido es que las frutas, verduras y hortalizas contienen sustancias cancerígenas procedentes de pesticidas, herbicidas y abonos químicos y que la agricultura ecológica es mejor. Sí que es cierto que la agricultura ecológica es preferible, puesto que, por un lado, es sostenible y por otro lado, otorga cualidades de sabor que en muchos casos pueden superar a productos no ecológicos. Pero, a efectos nutricionales, ambos perfiles de productos son prácticamente idénticos.
Si hablamos del mundo de los suplementos, antioxidantes y complejos vitamínicos existe la idea de que como el cáncer es potenciado por efectos oxidantes y radicales libres, la toma de suplementos vitamínicos es recomendable. La realidad es muy diferente. Recientemente se ha publicado un artículo2 que demuestra que la toma de varios de estos suplementos y antioxidantes durante la quimioterapia empeora el pronóstico de las pacientes con cáncer de mama.
En lo que respecta al ejercicio físico, la excusa para evitarlo suele ser que no vale para demasiado y que es preciso realizar una actividad física importante para que su efecto sobre la salud sea influyente. Nada más lejos de la realidad. En diciembre de 2019 la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) publicó su posicionamiento al respecto3. En él demostraba con evidencia convincente que la actividad física regular reduce el riesgo de cáncer colorrectal, cáncer de endometrio y cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas. Además, situaba la cantidad mínima de actividad física en 150 minutos semanales.
Con los lácteos la controversia surge a menudo por su acidez. El ser humano se encuentra siempre en equilibrio ácido-base por lo que, al consumir un alimento más ácido o más básico, se regula inmediatamente. Por otro lado, la leche tiene un pH entre 6.5 y 6.8, es decir, casi neutro (el pH neutro es 7). Ni los alimentos ácidos provocan la proliferación de las células cancerígenas, ni la dieta alcalina nos protege de tumores. De hecho, la dieta alcalina, sin ningún fundamento científico, lo único que puede producir es desnutrición.
Las carnes llevan tiempo en el punto de mira. Lo cierto es que habría que prescindir de embutidos grasos y carnes procesadas. Chorizo, morcilla, salchichas o beicon deberían aparecer en nuestra dieta solo de forma muy ocasional, casi anecdótica, puesto que su consumo sí que favorece ciertos tipos de cáncer. En cuanto a las carnes rojas o blancas, hay que decir que el perfil nutricional de las carnes blancas es mejor que el de las rojas y que su perjuicio en la salud está más relacionado con la manera de cocinarlas o la guarnición que las acompaña, que con la carne en sí. En efecto, lo ideal es que no se llegue a quemar su superficie y que las acompañemos con verdura. Entonces… ¿es posible asociar el cáncer de colon con la cantidad de carne consumida o con la escasa ingesta de frutas y verduras?
La conclusión es que no existen las dietas anticáncer y que la única dieta que ha demostrado beneficios por su equilibrio y su valor nutricional es la dieta mediterránea, alta en frutas y verduras, con un consumo escaso de carnes y pescados (2-3 raciones a la semana) y alto en aceite de oliva.
En la variedad está la clave».
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Referencias
1.- “21st-Century Hazards of Smoking and Benefits of Cessation in the United States”.
Prabhat Jha, MD; Chinthanie Ramasundarahettige, MSc; Victoria Landsman, PhD; Brian Rostron, PhD, et al.
2.- “Dietary Supplement Use During Chemotherapy and Survival Outcomes of Patients With Breast Cancer Enrolled in a Cooperative Group Clinical Trial (SWOG S0221)”. Christine B. Ambrosone, PhD1; Gary R. Zirpoli, PhD2; Alan D. Hutson, PhD1; William E. McCann1; Susan E. McCann, PhD, RD1; William E. Barlow, PhD3; ... Show More
3.- “Exercise and cancer: a position statement from the Spanish Society of Medical Oncology”. Pollan-Santamaria, M.; Casla-Barrio, S.; Alfaro, J.; Esteban, C.; Segui-Palmer, M. A., Lucia, A.; Martín, M.
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