Las noticias falsas, en realidad, conviven con nosotros desde hace siglos. De hecho, la Segunda Guerra Mundial y los sistemas de propaganda de los gobiernos alemanes y rusos de la época, se entienden como un verdadero caso de estudio de la difusión de fake news. Y, ahora, con la alta capacidad de expansión y viralización a través de Internet, de los servicios de mensajería instantánea y de las redes sociales, este tipo de contenido ha encontrado las condiciones idóneas para su difusión y desarrollo.
Desde hace unos años, las noticias falsas o fake news han proliferado sin el aval de profesionales que contrastan el contenido y las fuentes de información, y se han convertido en un verdadero problema comunicacional que interfiere en la información que consumimos. Cada vez resulta más necesaria la conciencia crítica y responsable por parte del propio usuario para poner en cuestión las informaciones que nos llegan por todos lados sin una fuente fidedigna como garantía. Esta madurez por parte del consumidor va de la mano de las nuevas medidas de actuación por parte de las plataformas sociales, a favor de una higiene informativa.
Marc Amorós, autor del libro ‘Fake News: la verdad de las noticias falsas’ explicó en detalle este fenómeno en una jornada de Sabadell Forum que puedes recuperar aquí si estás interesado en profundizar en este tema: Jornada sobre Fake News de Banco Sabadell con Marc Amorós.
Amorós señala que las noticias falsas se nutren de una parte de la realidad para generar un contenido deliberadamente engañoso. Esta acción siempre persigue un objetivo concreto, ya sea económico, político o de creación de un estado de opinión determinado.
El principal problema de las fake news, y el motivo que explica su alto grado de implantación, es que resulta muy complicado identificarlas. Habitualmente, cuando consumimos contenido digital lo hacemos sin prestar demasiada atención, de tal manera que solo nos detenemos ante la frase, titular, vídeo o imagen que nos resulte llamativa. El I Estudio sobre el impacto de las Fake News en España asegura que el 60% piensa que sabe detectar las noticias falsas. Este análisis prueba que, de hecho, solo el 14% es capaz de hacerlo.
A la caza del bulo
Para poder distinguir una noticia falsa es importante contar con las herramientas y conocimientos básicos. Actualmente, hay muchas páginas que se dedican a verificar contenido, pero todos podemos aprender a rastrear fake news. En Sabadell Campus, te acercamos una guía rápida para cazar el bulo y no caer en las medias verdades de este tipo de desinformación.
Aquí, los puntos clave en los que te tienes que fijar si dudas sobre la veracidad de una información:
- Desconfía de los titulares ambiguos o que presentan una noticia de forma polémica. Incluir en el titular adjetivos calificativos como ‘sorprendente’ o ‘impactante’ debe hacerte dudar. Ir más allá del titular y pinchar en la noticia, te puede ayudar a ver si el contenido se encuentra en una web creíble o, por el contrario, en un espacio no oficial.
- Si las noticias buscan crear polémica o generar un sentimiento concreto en el lector, es probable que te encuentres ante una noticia falsa. Verificar el autor del contenido, los principales datos de la noticia a través de otro contenido en la red y, sobre todo, ser crítico con lo que lees , te puede ayudar a cazar la noticia falsa.
- Cuando te envíen imágenes o capturas de pantalla, debes ponerte alerta ante una posible manipulación. ‘Una imagen vale más que mil palabras’ es un refrán que, en lo que a fake news se refiere, no funciona. Puedes comprobar su veracidad contrastando la fecha de publicación, buscando otro contenido similar o asegurándote de que te lo ofrece la fuente directa de ese contenido audiovisual.
- Algunas noticias falsas llaman la atención porque son asombrosas, curiosas o, incluso, rocambolescas. Dudar de ese contenido y mantener una actitud crítica ante la información que consumes en las redes sociales, te ayudará cuando leas algo demasiado sorprendente.
- Finalmente, contrastar las fuentes de la noticia, la url en la que se ubican y siempre buscar información similar, son algunos pasos que se deberían dar antes de compartir un contenido que puede ser falso.
¿Se pueden poner puertas al campo?
La regulación de las fake news es una cuestión que se plantea recurrentemente sin que se consiga llegar a un acuerdo sobre el alcance que esta normativa pudiera tener: aplicación solo al contenido; posibles consecuencias restrictivas tanto para los usuarios que publican noticias falsas como para las plataformas digitales que las cobijan; establecimiento de límites a la libertad de expresión… son muchas las aristas de este problema y, todavía, no existe un amplio consenso para abordarlo.
De momento, está en la mano de las propias redes sociales aplicar protocolos de actuación contra las fake news. Por ejemplo, Google optimiza periódicamente sus algoritmos de análisis para detectar contenido dudoso, mientras que Facebook y Twitter priorizan el contenido verificado y ofrecen espacios específicos sobre los asuntos de interés para la sociedad con publicaciones en las que no se pueda dudar de su veracidad.
Lo que está claro es que las fake news son un mal con el que convivimos cada día y todos estamos expuestos a ellas. Por eso, en la medida de lo posible, deberíamos conocer su estructura y contar con herramientas fundamentales para identificarlas y combatirlas.
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